¿Por qué dan miedo las quemaduras solares?
Es roja, quema, duele, y debajo de la piel las células claman por ayuda. Aunque parezca leve, sigue siendo daño. Cinco quemaduras solares duplican el riesgo de melanoma, la forma más mortal de cáncer de piel. No solo da miedo. Da miedo.
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Una quemadura solar es la respuesta inflamatoria de la piel a un exceso de radiación ultravioleta (UV).
Cuando los rayos UV inciden sobre la piel, penetran las capas externas y dañan el ADN de las células cutáneas. El cuerpo reacciona aumentando el flujo sanguíneo a la zona afectada, lo que provoca el enrojecimiento y la sensación de calor tan característicos.
Al mismo tiempo, tu sistema inmunológico libera moléculas inflamatorias llamadas citoquinas, que desencadenan dolor, hinchazón y descamación mientras tu cuerpo intenta eliminar las células dañadas.
Pero el verdadero peligro de las quemaduras solares no es el dolor que sientes ni el enrojecimiento que ves, sino el daño que no ves.

Each burn weakens your skin’s natural repair system, and over time, the UV radiation can cause mutaciones en el ADN de las células de la piel.
Su riesgo de desarrollar melanoma, el tipo más mortal de cáncer de piel, se duplica (!) después de cinco o más quemaduras solares graves.
Algunas personas se queman más rápido que otras, pero nadie es inmune.
Y sí, es posible quemarse en días nublados: hasta el 80% de los rayos UV atraviesan las nubes.
La buena noticia: las quemaduras solares son 100% prevenibles.
Y si ves uno de nuestros dispensadores Sundo, llévate una dosis gratuita de protección.
El fin del verano no significa el fin de la exposición a los rayos UV. Cuando empieza la temporada de esquí, el sol regresa disfrazado de otra manera: nieve.
La nieve refleja hasta el 80% de los rayos UVEsto significa que tu rostro recibe el sol dos veces: desde arriba y desde abajo. Si a esto le sumamos mayor altitud, atmósfera más tenue y una exposición más prolongada, tenemos las condiciones perfectas para una quemadura solar en clima frío.
Así que este invierno, no olvides el protector solar. Tanto si estás esquiando en la nieve como si disfrutas de una copa de vino en una terraza, el sol sigue pegando fuerte. Boo!